El santuario está construido en un gran jardín con flores y árboles. En el camino, una cascada, un estanque, varias estatuas, nichos tallados en la roca. En lo alto del camino, desde donde la vista domina el valle, se llega a la modesta capilla de San Miguel, construida frente a un bálsamo natural, rodeada de árboles centenarios.